Translate

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Te conviene

“Obedecer te conviene”

Deuteronomio 15:5-6
¡Carlitos! ¡Bájate de ahí!—gritó aquel hombre al ver a su hijo de siete años subirse a la escalera para bajar su pelota de la marquesina. –Pero papá, quiero mi pelota--  contestó y subió algunos escalones más, cuando de repente, la escalera resbaló y Carlitos se aferró a la marquesina con todas sus fuerzas, no cayó al suelo, pero terminó con los brazos raspados.
Lo que Carlitos no pudo ver,  fue que la escalera estaba mal puesta, su papá si lo vio y le advirtió, pero el ímpetu de aquel niño lo llevó no sólo a desobedecer la autoridad de su padre, también los llevó a padecer consecuencias que sus bracitos padecieron.
A los que somos llamados cristianos nos pasa lo mismo que a Carlitos; nuestro Padre Celestial nos advierte y tenemos la facultad de decidir si obedecemos el consejo o lo dejamos pasar haciendo nuestra voluntad y padeciendo nuestros errores. Si decidimos obedecer el consejo sin duda disfrutaremos la bendición del Señor.
No se trata de escuchar solamente, sino de obedecer y hacer lo que escuchamos. Si sólo oímos no servirá, si hacemos algo que no oímos seguramente nos equivocaremos la mayor parte de las veces, sufriremos no solo  brazos raspados, sino heridas en el alma.
El oír la voz de Dios y obedecerle al pie de la letra, es reconocer que es sabio, poderoso, eterno y que conoce lo que es mejor para nosotros y siempre nos advierte de lo que debemos evitar para no sufrir de balde, pues el no ve sólo la escalera mal puesta, nos conoce y conoce nuestras debilidades, así que el obedecer es la garantía de ser bendecidos.


Obedecer lo que Dios nos dice, nos garantiza su bendición.


Con Cariño, César Danyel

sábado, 10 de octubre de 2015

El lápiz sin punta

Después de tanto pensar al fin encontró las palabras adecuadas para terminar de escribir el poema, la emoción era tanta que sus dedos temblaban y en ese momento sucedió; se le rompió la punta  a su lápiz. El poeta a nada de terminar lo que por mucho sería el poema de su vida y su lápiz que daba inservible.
El lápiz quedó en la mesa,pensó que de alguna manera podría servir, pero sin punta él lo veía un poco difícil, de momento escuchó la voz de la pluma roja –He visto a muchos como tú,se les rompe la punta y terminan en la basura— dijo con un arrogancia mientras se carcajeaba con la engrapadora, --Si quieres ser útil puedes arrancarte la gomita rosa, que ya es lo único que sirve de ti y dásela al poeta—todos se burlaban del lápiz que estaba sobre la hoja de papel. El poeta llegó con algo en la mano y con una sonrisa le sacó punta al lápiz. Lo tomó y con más emoción aún y terminó su verso.
Cuando nosotros pasamos por dificultades en nuestro caminar cristiano, puede ser que las palabras de algunos nos lastimen, que las acciones de otros nos hieran, y que los murmullos de los que se supone son nuestros hermanos nos inquieten, pero la mano del Señor no nos abandonarán. Además aunque el mundo entero participe en un complot contra nuestro corazón nos salvará la diestra de Jehová.
Aún si nos llegásemos a romper, de todos modos tenemos la promesa de que Dios nos restaurará, cómo dice el salmo 138:7 “Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, Y me salvará tu diestra. No importa quién hable o ataque nuestra vida, lo que importa es quién está con nosotros.
Jehová cumplirá su propósito en mí y también en ti, porque no está en su naturaleza abandonar la obra de sus manos, y si un día se te cae la punta, tranquilo, Dios con una sonrisa terminará el mejor verso contigo. Y si quieres saber lo que escribió el lápiz,fue algo así: El amor me lo mostraste, pues con tu sangre por mi pagaste, yo nunca podré negarte, no sé como agradecerte, no hay forma aunque trate, eres mi pasión, mi salvador, mi Dios, ¿Crees que dejaré de amarte?

Con cariño César Danyel