Jeremías
33:3 Clama a mí, y yo te responderé,…
Por
César Daniel López
Había un hombre que era muy
malo con el pueblo de Dios, no que los golpeara o que los insultara, pero sí en
que cada que podía sacaba de sus casillas a los cristianos, les pedía que le
explicaran la Biblia y sólo jugaba a hacer preguntas en círculos; así era Don
Beto.
Una mañana mientras paseaba,
caminó cerca de la casa de una hermana, ancianita ya, era a la única que don
Beto no había molestado, pero no porque la respetara, sino porque no había
tenido la oportunidad y parecía que al fin había llegado. Escuchó la oración de
esta hermana, pedía ayuda al cielo porque no tenía dinero para comprar comida,
así que imaginó un plan para burlarse de aquella mujer que amaba a Dios.
Fue a la tienda del pueblo y
compro comida como para un mes, la puso en una canasta y la llevó a la casa de
la hermanita. Tocó a la puerta y al salir la hermana le dijo: “Le mandan esto”,
ella agradeció y comenzó a cantar un himno con todo su corazón –Si aún las aves
tienen seguro asilo en Él—Aquel hombre esperaba el momento de que la mujer le
dijera ¿Quién lo envió? Para así decirle: “El demonio lo envió”, pero la mujer
nunca le preguntó y siguió cantando –Si en mi la fe desmaya y caigo en la
ansiedad, tan sólo el me levanta, me da seguridad.—Don Beto no pudo dejar de
asombrarse de la fe de esta mujer, y le dijo socarronamente: ¿Sabe por qué le
traje estos alimentos? Ella sonriendo le contestó: Claro que lo sé, yo no tenía
dinero para comprar comida, así que hice lo que no falla; oré a Dios, cuándo yo
me hice cristiana escuche lo que dice Jeremías 33:3 Clama a mí, y yo te
responderé,… y eso pasó yo clamé a Él y Él me respondió por medio de usted.
Si clamamos a Dios, siempre
nos responderá y nunca nos dejará y verá por nosotros en toda circunstancia.
Clamemos
a Dios y Él nos responderá
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